1.2.- Los Pueblos del Norte
Un simple vistazo a la distribución de los pueblos prerromanos en la península ibérica revela la gran fragmentación de los pueblos del Noroeste de la península: galaicos, ástures y cántabros. Los galaicos (callaeci) fueron divididos por Roma en Bracarenses y Lucenses; bracarenses fueron los Aebisoci, Amphiloci, Auregenses, Aquiflavienses o Turodi, Auobrigenses o Aobrigenses, Bibali, Bracari, Callaeci, Coelerni, Equaesi, Grouii, Helleni, Interamici, Leuni, Limici, Luanci, Lubaeni, Narbasi, Nemetati, Quarquerni, Seurbi y Tamagani; y entre los lucenses estaban los Albiones, Arroni, Artabri o Arrotrebae, Baedyi, Cibarci o Cabarci, Cileni, Copori, Egivarri Namarini, Iuadovi, Lemavi, Neri, Poemani, Praestamarci, Seurri y (Celtixci) Supertamarci. Los ástures se dividían, en tiempos de Roma, en Astures Transmontani et Augustani, esto es, los situados, respectivamente, al norte y al sur de la Cordillera Cantábrica. Fueron transmontanos los Lugones y Paesici; y augustanos los Amaci, Baedunienses, Brigaecini, Gigurri, Lancienses, Lugeii, Lugones, Orniaci, Selini, Superati, Tiburi y Zoelae. Las divisiones de los cántabros comprendían, como mínimo, a los Avarigoni, Blendii (= Plentusioi?), Camarici (?), Concani, Coniaci (=Coniscoi?),Corucani, Iuliobrigenses, Moroicani, Ongaviolci (Octaviolci?), Orgenomesci, Salaeni, Vadinienses y Vellici. Esta fragmentación tribal también se verá reflejada en una gran dispersión en el poblamiento.
A pesar de esta gran diversidad, muchos encontraron nexos comunes. Así lo vio Estrabón en su Geographia y dos milenios después Julio Caro Baroja en su obra "Los Pueblos de España".
Así fueron descritos los Pueblos del Norte por Estrabón (63 a.C.-21 d.C):
"Todos los montañeses son austeros, beben normalmente agua, duermen en el suelo y dejan que el cabello les llegue muy abajo, como mujeres. pero luchan ciñéndose la frente con una banda. Comen principalmente chivos, y sacrifican a Ares un chivo, cautivos de guerra y caballos. Hacen también hecatombes de cada especie al modo griego, como dice Píndaro: de todo sacrificar cien. Realizan también competiciones gimnásticas, de hoplitas e hípicas, con pugilato, carrera, escaramuza y combate en formación. Los montañeses, durante dos tercios del año, se alimentan de bellotas de encina, dejándolas secar, triturándolas y luego moliéndolas y fabricando con ellas un pan que se conserva un tiempo, Conocen también la cerveza. El vino lo beben en raras ocasiones, pero el que tienen lo consumen pronto en festines con los parientes. Usan mantequilla en vez de aceite. Comen sentados en bancos construidos contra el muro y se sientan en orden a la edad y el rango. Los manjares se pasan en círculo, y a la hora de la bebida danzan en corro al son de flauta y trompeta, pero también dando saltos y agachándose, y en Bastetania danzan también las mujeres junto con los hombres cogiéndose de las manos. Todos los hombres visten de negro, sayos la mayoría, con los que se acuestan también sobre jergones de paja. Utilizan vasos de madera, igual que los celtas. Las mujeres van con vestidos y trajes floreados. En vez de moneda, los que viven muy al interior se sirven del trueque de mercancías, o cortan una lasca de plata y la dan. A los condenados a muerte los despeñan y a los parricidas los lapidan más allá de las montañas o de los ríos. Se casan igual que los griegos. A los enfermos, como antiguamente los egipcios, los exponen en los caminos para que los que la han pasado les den consejos sobre su enfermedad. Para las subidas del mar y los pantanos usaban, hasta la época de Bruto, embarcaciones de cuero, pero hoy día incluso las talladas a partir de un solo tronco son ya raras. Su sal es púrpura, pero blanca una vez molida. Éste, como he expuesto, es el género de vida de los montañeses, y me refiero a los que jalonan el flanco norte de Iberia: galaicos, astures y cántabros hasta llegar a los vascones y el Pirene; pues el modo de vida de todos ellos es semejante. Pero temo dar demasiados nombres, rehuyendo lo fastidioso de su transcripción, a no ser que a alguien le agrade oír hablar de los pleutauros, bardietas, alotriges y otros nombres peores y más ininteligibles que estos."
[...]
"Lo inculto y salvaje de aquellas tribus se explica no sólo por su vida guerrera, sino también por su sitio apartado. Siendo la navegación y los caminos hasta ellos largos, y no teniendo relaciones con otros han perdido lo sociable y humano. Pero hoy esto se nota menos a causa de la paz y de la presencia de los romanos, pero los que menos logran esa ventaja son más bárbaros y bestiales. Además el país de algunos con su pobreza y sus sierras debió aumentar tal falta de cultura. Pero ahora, como he dicho, se ha puesto fin a todas sus guerras. Porque a aquellos que aún seguían con el bandolerismo, es decir los cántabros y sus vecinos, ha domado César Augusto y en lugar de hacer daño a los aliados de Roma, ahora ellos prestan servicio militar a los romanos, los conincos y los plentuisos que habitan junto a la fuente del Ebro. Y Tiberio, su sucesor (de Augusto) puso en esta región un ejército de tres legiones, formado por Augusto, y logró hacer no sólo pacíficos, sino hasta civilizados una parte de ellos." (Geographia. Estrabón).
Estrabón considera que su modo de vida es idéntico para todos los Pueblos del Norte, tesis que también será suscrita por Julio Caro Baroja 2000 años más tarde:
"En otra parte he procurado demostrar cumplidamente que Estrabón no cometió ninguna ligereza al decir que todos estos pueblos vivían de modo análogo, aunque hubiera, como es lógico, sus matices y diferencias entre ellos".
Sus principales características son: vida económica basada en la recolección de frutos naturales, pervivencia de reminiscencias del matriarcado, sistema social basado en clases de edad, existencia de unidades sociales superiores a la familia asociadas a un territorio, habitación en castros con continuidad actual con las viviendas de las zonas montañosas de Asturias, Orense y León, uso del sayo negro, conocimiento profundo de las propiedades tóxicas y medicinales de las plantas, cultos lunares asociados a danzas, creencia en agüeros, etc. En definitiva considera a los montañeses del Norte “como un pueblo de pastores y labradores primitivos en que los caracteres arcaicos están muy marcados”.
Dice además que “La demostración de que al admitir esta área cultural trazada en la actualidad , se no se ha cometido ningún exceso se hallará al estudiar la distribución de algunos hechos etnográficos en la actualidad o época moderna.” Si bien “desde los puntos de vista lingüístico y antropológico no cabe afirmar que desde los galaicos hasta los vascones hubiera unidad” Engloba Galicia, Asturias, León, Cantabria, Vascongadas y Navarra, y encuentra en estas regiones los siguientes rasgos comunes: aperos de labranza más primitivos que el arado, el hórreo con pilotes (que es una construcción típica de pueblos agrícolas arcaicos), y el carro chillón.
Destaca que “la Vasconia ha recogido de la antigua cultura prerromana una serie de elementos de tipo material que no dejan de ser útiles. En cambio, en el territorio meridional de los ástures (Maragatería, Cabrera, etc.), se conservan las formas típicamente matriarcales de repartición del trabajo y matrimonio, así como licencias sexuales prematrimoniales de carácter marcadamente matriarcal, las prácticas medicinales del tipo que nos indica Estrabón y las sociedades de mozos.” Nosotros añadiríamos también la pervivencia de un sistema de poblamiento basado en una red tupida de aldeas autónomas, los concejos abiertos y la explotación comunal de terrenos.
En el siglo XVIII muchas ciudades pequeñas y pueblos del norte de España poseían la mayor parte y a veces toda la tierra de su vecindad, y la dividían en lotes de vez en cuando entre los hombres válidos del lugar. Este sistema comunal (o, como es llamado a veces, colectivista) de posesión de la tierra condujo con frecuencia a las municipalidades a embarcarse igualmente en otras actividades comunales. Como ilustración de la forma de trabajar de estas comunidades, se expone un extracto de una autobiografía inédita de un cura liberal, don Juan Antonio Possé (copiada por don Gumersindo de Azcarate en Vestigios del primitivo comunismo en España, publicado en Boletín libre de enseñanza, agosto 1883) en el que describe el pueblo de Llánabes de la provincia de León en los años 1790-1793:
“La administración es admirable. El cirujano, el pastor de ganados, el herrero, la tienda del boticario, las indulgencias o bulas papales, las letanías, etc., todo era provisto gratuitamente por la municipalidad. La sal, las semillas para la siembra y todo lo que resta de los bienes propios es dividido entre el pueblo justa y equitativamente. Todas las tierras son comunes y son repartidas cada diez años por lotes y en iguales porciones entre todos los vecinos del lugar [ ... ] Sólo hay un mayorazgo en el pueblo.”
Sin embargo, Julio Caro Baroja considera que “puede marcarse una línea que señale diferencias considerables dentro de este ámbito general al oeste de la provincia de Vizcaya, dejando a un lado el territorio de habla vasca y al otro los de habla romance (leonés y gallego en conjunto)." Asimismo, Julio Caro Baroja, separa la región de León del Antiguo Reino de León castellanizado. al que trata de forma conjunta con Castilla la Vieja.
Miguel Novo Guisán, en su obra Los Pueblos Vasco-Cantábricos y galaicos en la Antigüedad Tardía. Siglos III-IX, estudia a los Pueblos del Norte, su proceso de romanización, germanización y fases iniciales de la formación del Reino Asturleonés.
Es interesante observar que, como veremos más adelante, galaicos y ástures compartieron instituciones durante el Alto Imperio Romano y fueron englobados en la provincia de Gallaecia en la división romana bajoimperial. Parece ser que durante la ocupación visigoda, Gallaecia incluía a galaicos, ástures y cántabros. Orosio, autor hispanorromano del siglo V d.C. afirma en su Historia de la Guerra que "Cántabros y los Ástures forman parte de la provincia de Gallaecia", San Isidoro "Situados en Gallaecia: Cantabria, Asturia" o Porfirio "Cantabria que está en Gallaecia". Así no es de extrañar que cronistas árabes denominaran "Reino de Galicia" al Reino Asturleonés y gallegos a sus habitantes.
Narra Ibrahim (b. Ya´qub al-Turtusi): “el país de los gallegos es todo el llano, predominando en su suelo la arena; supone su mayor fuerza el mijo y el sorgo, y su afición entre las bebidas por el jugo de manzana, bebida que se toma en pequeña cantidad. Su gente es traidora y de natura vil; no se limpian ni se lavan al año más que una o dos veces, con agua fría. No lavan sus vestidos desde que se los ponen hasta que, puestos, se hacen tiras; creen que la suciedad que llevan de su sudor proporciona bienestar y salud a sus cuerpos. Por otra parte sus ropas son en extremo delgadas, hechas jirones, mostrando por entre las aberturas lo más de su cuerpo. Tienen gran valor, no admiten la huída en el encuentro en la guerra, y consideran apropiada la muerte en su puesto”.
Como veremos más adelante, una alianza ástur-cántabra dará lugar al Reino de Ástures a partir de la Batalla de Covadonga, adquirirá conciencia de reino en expansión con la participación de los galaicos, será denominada Reino de León al trasladarse su capital desde Oviedo a esta ciudad de la Asturia Cismontana, y pretenderá gobernar toda Hispania expandiéndose hacia el Sur y creando alianzas con otros reinos cristianos al considerarse sus reyes legítimos sucesores de los reyes de Toledo. El Reino Asturleonés surgirá como el estado de los Pueblos del Norte.
2 Comments:
Corregido.
Sobre los callaeci, su nombre deriva de la ciudad de Cale, la actual Oporto. La "c" pasó a "g".
He sustituido el texto de Estrabón por otro que encontré que sonaba mejor.
Eliminé los apuntes antropológicos de Julio Caro Baroja.
By Ricardo Chao Prieto, at 11:52 p. m.
Estrabón hace una muy citada descripción costumbrista de los pueblos del Norte peninsular, montañeses y costeros, a la que dedica sobre todo el capítulo 3, 7-8, pero en realidad exceptúa a los Vascones:
III. 3.7 (al final)
“Así viven estos montañeses, que, como dije, son los que habitan en el lado septentrional de Ibería; es decir, los kallaikoí, ástoures y kántabroi hasta los ouáskones y el Pyréne, todos los cuales tienen el mismo modo de vivir.
Conviene precisar que la preposición de genitivo griega que usa Estrabón, méjri, significa “hasta, hasta el límite de”, del mismo modo que en “méjri thalásses”: “hasta el mar” lo que, obviamente, no incluye a éste.
By Taliesin, at 12:40 p. m.
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